Nuestro Prójimo  En Mateo capitulo 22, versículos 34 al 40 Jesús, dice: Amaras al Señor, tu Dios...  Con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y entendimiento; y ha tu prójimo, como a ti mismo.   ¿Quién es, nuestro prójimo? Nuestro prójimo no significa una persona de nuestra misma iglesia, o ha la misma fe a la cual pertenecemos... No tiene que ver con raza, color, o distinción de clase... Nuestro prójimo es toda persona que necesita nuestra ayuda, toda alma herida... Nuestro prójimo es todo aquel, que pertenece a Dios.   Recordemos que Cristo nuestro Salvador expreso un amor que ninguno de nosotros podremos igualar, Él contemplo nuestras necesidades, nos tuvo piedad, murió para salvarnos, oró por sus asesinos y dijo a sus seguidores: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado (juan13:34).   Existen personas que piensan que es degradante para su dignidad; socorrer a la humanidad que sufre...  Muchos miran con indiferencia y desprecio ha aquellos que  han permitido, que su alma se encuentre en pecado...  Creen que están haciendo una gran obra promoviendo  la causa de Cristo, y no se detienen a mirar  los menesteres del necesitado y afligido.   Se olvidan que un hermano, o vecino, lucha sin ayuda bajo adversas circunstancias... Se olvidan que profesan ser cristianos y en su frío egoísmo esta representando a Cristo, al cual se le despoja de la gloria debida, a su Santo nombre.   Podemos afirmar que creemos toda la verdad, de la palabra de Dios, pero esto no beneficiará a nuestro  prójimo; a menos que nuestra creencia penetre en nuestra vida diaria... Tenemos que tener cuidado con lo que profesamos, ya que puede ser tan sublime como el cielo, pero no; nos salvará ha nosotros, ni a nuestros semejantes... Una acción nuestra correcta hará más beneficio al mundo, que lo que predicamos.       El amor es la base de la piedad, necesitamos el amor de Cristo en nuestros corazones, es imposible que el corazón en el cual Cristo mora este falta de amor...Si amamos a Dios, amamos a todo nuestro prójimo.   Entonces la piedad y la compasión de Cristo se manifestará en nuestra vida, haciendo que tengamos amor y simpatía por nuestros hermanos enfermos de espíritu, especialmente en algunos casos se necesitara la experiencia de uno que ha sido tan débil, como el que pueda simpatizar con él y ayudarle, ya que el conocimiento de nuestra propia debilidad nos ayudará y será nuestra guía para ayudar a otros.   Nunca debemos pasar por alto un alma que sufre, sin tratar de impartirle el consuelo con que somos nosotros consolados por Dios.   Siempre que haya un impulso de amor y simpatía, siempre que el corazón anhele beneficiar y ayudar a otros se revela la obra del Espíritu Santo de Dios, siempre teniendo en cuenta que Él, es nuestro restaurador y mientras trabajemos y actuemos bajo su dirección veremos grandes resultados.   De nuestra fidelidad en esta obra, no solo depende el bienestar de otros, sino nuestro propio destino, pidamos a nuestro Padre, que nos de la compasión, la ternura y el amor para seguir cooperando en su obra en la tierra y prepararnos para vivir en su compañía.   Recordemos lo que dice la palabra en Mateo 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre, que esta en los cielos.   © Derechos Reservados. Gloria Camacho Junio 22, 2008